EL ENGRANAJE (I)
Cuando uno se integra en una asociación ciudadana y empieza a luchar por ciertos fines (por ejemplo, “potenciar y defender los intereses y derechos de la Ciudad de Talavera de la Reina y comarca, sus tierras y zonas de influencia…”) comienza a descubrir un curioso y repelente mundo paralelo, hasta entonces ignoto, en el que pululan y se desenvuelven, bien subvencionadas con el dinero público –que no es de nadie-, empresas de colocación de afines que dicen llamarse partidos políticos.
En cuanto empresas de colocación, los partidos políticos –sin excepción- desconfían, primero, de esas asociaciones y, luego, las fiscalizan, las estudian y, llegado el caso, las atacan mediante la táctica del desprestigio con el único fin de defender –como empresas que son- su cuota de mercado, que no es sino su caladero de votos. Si se interesan por esas asociaciones o plataformas, que nacen a causa del descontento general, no es con la finalidad de ayudarlas arrimando el hombro, sino con el objetivo principal de desactivarlas, pues parten del dogma de que sólo ellos (los partidos políticos) son los legitimados para defender, encauzar y resolver –aparentando- los problemas económicos y sociales de la comunidad. A tal fin, utilizan medios que van desde los más sutiles y ladinos hasta los más groseros y desvergonzados.
Creyéndose en posesión de la verdad, los partidos políticos no dudan en socavar los movimientos ciudadanos desde el inicio, utilizando, si es necesario, medios de comunicación afines –también subvencionados- y perros de presa sectarios en redes sociales con los que tratan de acallar la buena voluntad de esos ciudadanitos que sólo pretenden luchar en buena lid por el bien común. Así, confunden, manipulan y atacan, intentando silenciar, desprestigiar y quebrar –como buenas empresas que son- todo aquello que les pueda echar a perder su ENGRANAJE, su SISTEMA, su CASTA o su TRAMA.
Nacida una asociación ciudadana, todo el arco político, desde el PP a Podemos, se dedica a ella en pos de la defensa de sus intereses comunes y compartidos: el estatus quo del que han disfrutado desde hace muchos o pocos años y que les da tan buenos réditos personales y empresariales. Su finalidad no es atender y cuidar la “Cosa Pública”, sino seguir en el machito cueste lo que cueste y a costa de quien ose desviarse o discrepar de sus métodos tradicionales. En definitiva, seguir viviendo casi de gratis de la palabra, hacer como que se afean conductas –las mismas en las que ellos incurren- de otros partidos (empresas), cultivar la propaganda, alardear de postureo, ensañarse –eso creen- con el contrario que les da cancha y hacer como si hicieran cosas importantes. Entre esas cosas importantes es estar ahí como buenas empresas de colocación.
Verán… Todo lo que les digo no es invención malintencionada. ¡Qué va! Lo sé de buena tinta porque es experiencia personal. Los partidos políticos son virtuosos en ataques “ad hominem” (lo más fascista o estalinista que puede haber), en elaboración de mentiras y –lo que es peor- en transmisión de medias verdades para desacreditar, ante la ciudadanía, a esos ciudadanos que, de buena fe, luchan unidos en a través de asociaciones ciudadanas, cuando los cauces adecuados fallan de forma estrepitosa.
Los miembros de los partidos políticos son los que tienen bien presente aquella famosa frase de Bismarck referida al detestable “animal político: “Andar por la vida con principios es como meterse por un estrecho atajo del bosque con una larga vara entre los dientes”.
Quitándose la vara (los principios), los partidos políticos (y los políticos, aun los de medio pelo) triunfan a costa del sentir general.
¿Que les den? Sí: que les den. “Que Pa luego es tarde”.
Javier Ramos – SOS Talavera
FUENTE: AHORA CLM