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TALAVERANOS, ¡SOMOS UNOS CERDOS! – Artículo de Opinión

Ahora que he llamado su atención con el titulillo de este breve artículo, por favor, continúe con la lectura y tal vez comprenda el porqué de mis palabras.

De un tiempo a esta parte, y quizá debido al acceso inmediato a la información que nos brindan las redes sociales, la imagen de nuestra ciudad repleta de residuos, deshechos, basuras, suciedad y demás porquerías está al orden del día. El que suscribe, que ya se va echando unos años a las espaldas y ha pasado bastantes horas meditando a orillas del maltrecho río Tajo, fue educado en el más completo respeto hacia  el medio ambiente, en el cuidado del entorno el que vive, en la economía de recursos, en no malgastar innecesariamente, y sobre todo, en el respeto a los demás. Quizá, y debido a esto, algo tan insignificante como puede ser echar un papel al suelo (por muy pequeño que sea) nunca se me ha pasado por la cabeza; tirar una lata en la calle me causa remordimiento de conciencia; y dejar un mueble abandonado en la acera a su suerte me llevaría a no poder vivir tranquilo durante días, debido al gran sentimiento de  culpabilidad que puedo llegar a albergar.

Si esto que acaba de leer le resulta extraño, exagerado o extravagante, entonces es que usted es un cerdo,  dicho con el debido respeto.

Ahora ya puede enfadarse o ponerme a parir por lo que acabo de escribir pero, en mi opinión, desde hace unos años parece como si se estuviese normalizando utilizar los espacios comunes como basureros, vertederos o muladares. Puede que sea algo subjetivo, una obsesión mía u otra forma de ver la realidad del día a día de nuestra ciudad, pero cada vez son más los ciudadanos talaveranos que se permiten dejar nuestras calles, plazas, parques y caminos como unas auténticas cochiqueras.

Así, sin ningún tipo de pudor, y da igual donde sea, podemos encontrar actos de completo incivismo y falta de educación. A saber:

  • Primero está la práctica del ‘botellón’ en la zona del embarcadero del río, la cual nos permite comprobar cada domingo por la mañana cómo los jóvenes ignoran por completo los contenedores situados al efecto, y cómo alguno de ellos también se divierte arrojando las botellas de plástico o de vidrio a la escasa corriente.
  • Segundo,  aquellos que en época estival y buscando un poco de alivio a las altas temperaturas, se desplazan con sus bolsas de comida basura a puntos de descanso como pueden ser el final de la avenida Real Fábrica de Sedas (junto a la UCLM), la zona de La Barrosa, o los mismos jardines de la Alameda donde, sin ningún tipo de miramiento o vergüenza, y a la vez que llenan sus algorzas, depositan toda suerte de embalajes de cartón, vasos de plástico, sorbetes, sobres de salas varias y servilletas. A escasos metros siempre hay una papelera vacía que llora desconsolada.
  • Tercero, los vecinos que por motivos que desconozco se saltan a la torera los horarios establecidos para el depósito de las bolsas de basuras según la normativa local, provocando que los contenedores se conviertan en focos de malos olores y suciedad durante bastantes horas al día.
  • Cuarto, aquellos que utilizan los contenedores para uso orgánico como depósito de todo tipo de residuos. Ignoran o no quieren utilizar aquellos que hay a su disposición para este cometido, como son los dedicados a la recogida de envases, plásticos y papel, muchas veces situados junto a los primeros.
  • Quinto, individuos a los que les parece muy buena idea dejar sus residuos detrás de los cierres de locales cerrados, en solares vacíos a pie de calle o incluso en los mismos portales de sus vecinos.
  • Sexto, los que piensan que con dejar todo tipo de muebles, enseres y trastos a lado de un contenedor ya es suficiente a la hora de cambiar el mobiliario o reformar sus inmuebles. Le dan un punto extra al mobiliario urbano.
  • Séptimo, los individuos que recorren sendas, caminos y veredas, y en su discurrir dejan todo tipo de recipientes de bebidas energéticas, pañuelos, toallitas y demás en los márgenes de los mismos. Véase como ejemplo aquellos caminos que van hacia el embalse de La Portiña, el cordel de las Merinas o el parque de El Cerro Negro.
  • Octavo, los que se piensan que por llevar escombros a un sitio lo más alejado del casco urbano va a provocar su desaparición por arte de magia, como si los microorganismos comieran hormigón, ¡no te joroba!
  • Noveno, los dueños de mascotas cánidas que juegan a que todos pisemos un mojón bien grande y tengamos suerte para toda la eternidad.
  • Décimo, …

Podría ser una lista más larga, pero creo que ha quedado bien ejemplificado y sin ningún tipo de duda aquello que para muchos es normal y, para otros, es una falta de educación. Sí, digo falta de educación, porque aquí no entra en cuestión la escasez de recursos que deben paliar las administraciones en cuestión de servicios de limpieza, sino el aprendizaje desde la más temprana edad en este tipo de cuestiones. Aquel que me diga aquello de que “hay que dar trabajo a la gente de los servicios de limpieza”, es que además de ser un cerdo, es un ignorante. Imagine la cantidad de dinero que puede ahorrar un ayuntamiento si se solucionaran todos los puntos que he expuesto anteriormente solo con tener una buena base en educación ambiental. El mismo pecunio podría ser invertido en otros sectores como la salud, la investigación, la cultura, el fomento, infraestructuras…abriendo nuevos caminos y posibilidades a esa gente que trabaja en los servicios de limpieza y mejorando la calidad de vida en la ciudad.

Urge que todas las administraciones se planteen concienzudamente que está ocurriendo con la educación ambiental.

Deben atacar el problema desde diferentes perspectivas, tanto desde la sensibilización a base de campañas publicitarias, la actuación a base de cursos específicos y obligatorios en escuelas, institutos y universidades, y una mayor vigilancia y sanción sobre aquellos que se dedican a este tipo de actos. Se hace necesario, visto que algo está fallando, la puesta en funcionamiento de un “plan integral y urgente de educación ambiental” en todas las etapas educativas y en todos los ámbito locales. Primeramente, hay que tratar que sea el propio entorno familiar un sitio donde educar a los pequeños en el respeto a los demás y en la gestión de residuos. Claro está, deben ser los propios padres los que asuman esta responsabilidad y es francamente difícil si son ellos mismos un mal ejemplo: unos cerdos, vamos, a los cuales hay que enseñar ya de mayores que ensuciar la ciudad está mal. Es imprescindible hacer hincapié desde las instituciones educativas y sociales acerca de los problemas que está acarreando este tema, incluso si se hace necesario, advertir y aumentar las sanciones sobre aquellos que se dan a esta práctica.

Fdo: un ciudadano que no quiere vivir en la mierda.

 

 

3 comentarios en «TALAVERANOS, ¡SOMOS UNOS CERDOS! – Artículo de Opinión»

  • Efectivamente somos unos cerdos en mi calle ( barrio san Juan ) en la puerta de mi portal tenemos 5 contenedores que mueven o movemos a nuestro antojo …los mueve el que quiere aparcar los muevo yo cuando quiero meter o sacar mi coche del garaje y así estamos , estos contenedores anteriormente mencionados depositan basura a cualquier hora del día con lo que ello supone mal olor RATAS de todos los tamaños mal olor .Nuestras quejas a nuestro AYUNTAMIENTO no parece importarles lo más mínimo .

  • Estoy muy de acuerdo con Vd. Sr. Ciudadano anónimo. Soy talaverana residente en Madrid desde el año 1.973 , pero vengo muy a menudo a mi Talavera, que ya no sé si decir «mi Talavera» , pues ésta es ya una ciudad que no conozco por la cantidad de basuras que hay por todas partes donde vayas. Es imposible caminar por la aceras sin encontrarte con alguna caca de can, pero, no sólo eso, es que veo como mucha gente lleva el perro suelto y el animal va por donde quiere haciendo sus necesidades gordas y flacas, y el dueño ni se entera o no quiere enterarse que por eso le lleva suelto. Yo tengo un perrillo chico que siempre va atado y sin molestar a los demás pues yo ya me ocupo de que así sea, pero siempre vienen los
    «sueltos «a incordiarle y algún día vamos a tener un disgusto.
    Por otro lado, como bien dice Vd. las basuras se amontonan por todas partes y algunos contenedores puestos al lado de la acera, desprenden unos olores que es imposible pasar al lado. En fin, muchas de estas cosas se solucionarían , aparte de concienciar a la gente a base de sloganes para ello, pues tocando el bolsillo, es decir, poniendo multas a todo aquel que haga lo que no debe de hacer según la ley.
    Y otra cosa, el domingo pasado, día 1 de Septiembre de 2019, una servidora «besó» el suelo gracias a un hundimiento de la acera en la calle Muñoz Urra, justo enfrente de la gasolinera. Tengo gran parte de mi cuerpo golpeado por todas lados como si me hubieran dado una paliza. Aprovecho estas líneas por si llegaran al Excmo. Ayuntamiento , para decirles que somos muchos/as los que nos caemos no por vahídos ni mareos ni nada por el estilo, sino que las aceras están tan en mal estado algunas que habría que repararlas y subsanar todo aquello que esté defectuoso para el ciudadano, pues los impuestos que pagamos son para tales cosas.
    Yo también soy una talaverana muy decepcionada con esta ciudad nuestra que veo como se vienen abajo muchas de las cosas que estaban durante años bien , pero todavía estamos a tiempo de levantarla y que sea una ciudad bollante y limpia como en otras épocas.
    En fin, por mi parte pongo todo el interés en ello.

    Fdo.: Una talaverana amante de su ciudad y su limpieza.

  • Sí todo esto es cierto, lo que pasa es que la solución no es fácil ni instantánea, creo que Talavera al ser una ciudad de aluvión, sufre los grandes inconvenientes de ello; quienes vinieron a vivir aquí, unieron su nula urbanidad -sí, escribo- URBANIDAD-, materia que antes se daba en los colegios, con la ya provervial mala educación, barbarie, irracionalidad, falta de cariño, pésima ciudadanía, nefasto comportamiento, etc. de los talaveranos. Desgraciadamente no creo que haya solución alguna de forma inmediata, la única opción es la represión, pero para eso hacen falta muchos mas policías en las calles. Si no hay educación para vivir en una ciudad, que haya penas para los lamentables infractores. No es el ideal, pero no hay otra solución.
    Desgraciadamente.

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